miércoles, 29 de junio de 2016

Delirio de culpa en la corona de Macbeth - Poema inédito de Daniel Arenas

No volváis a dormir
que Macbeth mata el sueño.
Sus manos destrozan amapolas
y una daga sonríe dentro del corazón,
un velo negro cubre sus ojos
que se acusan de estrangular la luz.

No volváis a dormir
que Macbeth mata el sueño.
Tres mujeres roen su pálida espalda
y se disputan sus huesos y sangre,
donde la culpa habita en la oscuridad
que dibuja extrañas imágenes de la muerte alrededor.

No volváis a dormir
que Macbeth mata el sueño.
¿Quién es aquel que grita en la noche
de la cual destila sangre sobre hojas de hierro
y un silencio mortal y quebrado?
Aquellos ojos miran su abismo oculto,
envuelto en ropajes sombríos;
camina por los salones baldíos y lúgubres,
con una corona que rodea su cabeza
y carcome su cerebro con un pensamiento,
semejante al suicidio
de las antorchas en el pozo
de aguas negras que no emiten ruido.

No volváis a dormir
que Macbeth mata el sueño.
Como arañas en lo oscuro de la habitación
la noche enreda la tragedia sobre sí;
la sangre se derrama y mancha las manos,
la sangre se derrama sobre la noche.

No volváis a dormir
que Macbeth mata el sueño.
Una negra boca devora todo en el vacío.
Sus ojos son abismos petrificados
y él sentado en su trono estrangula a la luz,
mirando fijamente a las paredes de piedra,
y los espectros que le sonríen decapitados
royendo los huesos de su desesperación y culpa,
sintiendo que sus ojos son arrancados
y puestos al sol sin poderse cerrar.

Macbeth nunca más dormirá.


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