Al final de este verso un árbol caerá
derribado en el corazón de un hombre.
Sobre sus raíces un arroyuelo
cantaba matutino su tonada
intermitente aquí allá
surgía entre un río de hojas
su tonada hablaba de iracas crisálidas a entreabrir peces de lomo de oro.
Arroyo y árbol como dos amantes
como dos hermanos
como uno siendo dos.
Un hombre alzó su voz y,
su voz anunció toda la tristeza.
Luego descendió por la colina
con un montón de ruido en las manos.
En esta rama nacieron todas las gurupéndolas del norte.
Una sola voz no alcanza para nombrarte las ramas.
Ni una sola hoja tembló de miedo.
Todas las aves y pájaros
se alzaron de dolor.
Al final de este verso un caracolí cae
derribado en el corazón de un hombre.
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