LUZ
ELENA BEDOYA
A MI
CUERPO
Mis manos son las mismas de
ayer,
pero hoy no las reconozco,
por más que lo intente.
Ahora son manos nuevas en un hoy incierto.
Miro mi cuerpo desnudo y me
da la sensación
que no es mi cuerpo,
Mis ojos ven un completo
extraño,
que ha caminado con migo
por toda una vida, callado
y sin protestar, regalándome
sus más placenteras emociones
y rebosante de una inmensa salud,
solo puedo decir en medio de la luz tenue:
-gracias cuerpo mío, o más bien,
alquilado para esta existencia-.