Bajo el manto de la noche
pulso las estrellas
el hondo cielo
y los astros que otean la luna
en su brillo creciente.
De pronto la niebla
el refugio en este cuarto
sin estrellas
sin luna ni noche.
Ya sin amor este lecho no existe
ni el abrazo festivo de la casa
ni la ciudad que hasta ayer
era alegría.
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