Cuando se tiene una hija,
a uno se le ennoblecen las mujeres,
el aire se limpia, se perfuma,
el mundo se fortalece y feminiza,
se armoniza, agranda y clarifica;
uno quisiera recoger
de la calle las basuras,
pintar todas las casas,
quitarle a los códigos
las frases más oscuras
y colocar semáforos de luces
intermitentes y amarillas
solo para evitar que las llantas amarguen
el lento trasegar de las hormigas.
Las flores duran más en el florero,
es más leve el trabajo y la fatiga,
se justifica la torpeza del viejo,
el bullicio del niño, lo urgente de la ortiga
y hay que poner más copas en la mesa
porque hasta Dios nos cae de sorpresa.
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